"ACLÁRATE LA VOZ"



Pepa Armendariz
 Hola         
                                                                     
Ejem, ejem... coff,coff … En los más de 20 años de profesión que llevo recorridos en el campo de la voz me he visto muchas veces haciendo gárgaras literal  y metafóricamente hablando para aclarar informaciones, conocimientos, experiencias, sensaciones , teorías y diferentes  técnicas vocales y corporales, audioperceptivas, psicocorporales, psicocorporovocales,  psico-fisicoaudiomotorovocales…_ -(Uuuuuufffffffff!!! Qué mareo!!!  ) He vivido bastantes momentos de confusión en torno a la voz, al matrimonio de la voz y la palabra, al acto vocal (¡qué erótico, eh!!!), la voz cantada, la voz hablada, la voz y las emociones, la voz en la sociedad….. En ocasiones me he encontrado con un mar de “verdades” proyectadas  desde los púlpitos de la autoridad única y autoproclamada  (según lo escribo veo la imagen y me entran ganas de salir corriendo despavorido) y, os lo aseguro, ha sido difícil construir la propia visión  a partir de  las propias certezas.  Muchas veces, ha sido como una digestión pesada por la densidad en la información difundida. No me voy a olvidar del uso superficial  y generalizado  de nombres y conceptos  relativos a la voz que genera más confusión que otra cosa  solamente por el hecho de  la inexactitud de su aplicación para describir algo que no se puede palpar  y que al estar desconectados de las raíces de su origen pierden toda significación real.   A ver!, no es que tenga nada en contra del estado de confusión. No es mi antagonista.  Y es más, la confusión  puede suponer un momento de búsqueda y una ocasión de avance. Pero muchas veces las personas no investigamos y nos limitamos, simplemente  a repetir como loros  lo primero que escuchamos perpetuando las inexactitudes  en el puesto de las realidades  lo que nos lleva  incluso a contrariar nuestras propias percepciones y a alejarnos de nuestra realidad más inmediata.  (Mal negocio, así anda el personal !!!!!!!!! …o andamos)  Además,  mira, que me apetece escribir para ser oído, cosa que he hecho en otras ocasiones,  en otros contextos y por otras razones y que debo  decir,  ha sido bastante aliviador. Estoy tratando de explicaros el por qué de esta columna y de su título.  “Aclárate la voz” quiero que sea un espacio de reflexión en voz alta; un lugar donde contar historias de voz, y la historia de la voz humana; un lugar para la cultura vocal, algo que por otro lado, me parece que escasea bastante por estos lares si vamos más allá de los círculos artísticos y así y todo, no sé, no sé, tampoco pondría la mano en el fuego porque a veces la voz en escena brilla , sí, es cierto!, pero por la ausencia de respeto y de cuidado hacia ella. Bien, pero sobre todo esto ya habrá tiempo de hablar más adelante.  De momento, ahí va esta cita  como aperitivo “Se ha dicho que la preocupación por los problemas de la voz es un indicador fiable de la cultura y la salud de un pueblo” (François Le Huche-André Allali)”. Ya me contareis.


 Postdata. Prometo intentar no realizar un discurso técnico. Me contentaría si algo de lo que vaya escribiendo y  compartiendo con vosotr@s  hace que llevéis vuestra mirada hacia vuestra propia voz y la de los otros.  No me quiero olvidar de agradecer a Carlos Gil que  haya aceptado mi propuesta de colaborar  con esta columna en Artezblai . Sobre todo porque nunca ha leído nada mío. ¿Será un valiente o un suicida? De todas formas, gracias.

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Pepa Armendariz

03
SÁB, JUN
IDENTIDAD VOCAL  


JUAN CARLOS GARAIZABAL 
03 JUNIO 2012



¿Tenemos como individuos una identidad vocal? ¿Una identidad personal e intransferible? Podríamos contestar afirmativamente a esta pregunta. Un individuo se puede reconocer así mismo en el reflejo que el espacio acústico le devuelva de su voz. El conjunto de elementos vocales como el timbre, el mecanismo, la intensidad, las fluctuaciones de tono reflejados en el espejo le puede llevar a decir, sí ese de ahí soy yo. Este aspecto externo de la imagen vocal por un lado y luego las sensaciones físicas en el momento de la producción de la voz junto con la vivencia emocional, por otro, complementarían en el lado interno la identidad vocal. La voz como un instrumento de la expresión y de la afirmación del yo que frente a uno mismo y frente a los demás dejan una huella sonora de yo soy. Pero, ¿cómo se construye y conforma esta huella dactilar única? No hay un solo elemento responsable. Algunos de estos elementos vienen dados, como por ejemplo; por la anatomía y el género sexual, por los modelos paternos y el entorno familiar, por los modelos escuchados en la escuela, por la cultura donde se nace y vive, por el grupo social en el que se crece. Otros elementos se eligen en procesos más o menos conscientes; como por ejemplo, la identificación sexual y las referencias vocales de modelo de género elegido, el grupo social al que se quiere pertenecer y al que se elige acercarse y crecer, la trayectoria vivencial, el nivel cultural elegido, el grado de salud construido, la profesión elegida. Me viene el juego de palabras entre nacer y hacer: uno nace y también se hace. Y aunque la voz individual se va ir formando en función también del idioma que se habla y la escala de valores vinculados a la sociedad en la que se vive la persona también tiene capacidad y margen de decisión propia para construir su voz, su identidad vocal dentro del grupo.
En muchas ocasiones he escuchado a profesoras de canto clásico decirle con rotundidad a un alumno o alumna, esta no es tu voz. Cuando oigo estas afirmaciones drásticas los ojos se me abren como platos y comienzo a temblar buscando por la sala indicios de presencias invisibles que estén abduciendo al pobre alumno en ese momento. Para mi tranquilidad, descubro que no se trata de que este presenciando una sesión espontánea de espiritismo sino que la profesora de un manotazo golpea en su centro y le dice que no esa identidad vocal que ha ido construyendo es falsa. ¡Qué osadía invasiva! ¡Un esquema mental que como todo esquema cultural esconde también una moral! ¡Una moral que como todas las morales implica un juicio que se mueve entre aguas de lo que está bien y de lo que está mal! ¡Una moral, y la historia está sembrada de trágicos ejemplos, que atenta contra la individualidad y el ser!
¿Y qué sucede con un pueblo o una nación determinada? ¿Se diferencia de otros mediante una identidad vocal concreta? Guy Cornout dice, "el conocimiento del código cultural es absolutamente indispensable para poder hacer una apreciación vocal. La diversidad de las culturas, mucho más que la diversidad de las razas, explica la extrema variedad de las voces". ¿Qué pensáis vosotros? ¿Cuál sería el DNI vocal de vuestro pueblo? ¿Y de la cultura a la que pertenecéis? ¿Cómo se refleja en las expresiones artísticas más próximas a vuestro lugar donde vivís?


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Pepa Armendariz

El asesor vocal: ayudando al actor en su voz y su texto durante un proceso de montaje


La voz del actor y la forma en que da cuerpo a las palabras del texto , en muchas ocasiones, reflejan no solo el grado de pericia técnica y de experiencia del actor sino también los problemas nacidos en el seno del propio proceso de creación del espectáculo en el que interviene, por ejemplo; un texto no puntuado adecuadamente, una construcción física del personaje fisiológicamente inadecuada para la emisión vocal, una falta de comprensión de los procesos del personaje, una ausencia de dirección de actores, un movimiento escénico no integrado o correctamente gestionado, una falta de apoyo en las direcciones en el espacio, una técnica corporal y vocal insuficiente para la ejecución del personaje, un conflicto relacional con el elenco artístico, una comunicación ineficiente con la dirección, ausencia de coherencia entre el cuerpo y  la expresión de la voz, una desorganización de los elementos sonoros del espectáculo, una falta de fisicalidad de las palabras son , entre otras muchas que seguro que v actores y actrices podrían enumerar, las causas donde se originan aquello que después se traduce en observaciones del tipo : “no se oye”, “no llega”, “no se le entiende”, “hay falta de energía”, “es una interpretación floja” y un largo etc.. de percepciones subjetivas que siempre recaen sobre la figura del actor aunque su origen esté situado en el trabajo del director, del autor o del coreógrafo.  Mi enfoque es que estas observaciones son indicadores - síntomas de que en algún nivel del proceso algo se ha atascado o, bien de que existe un déficit. Y aquí nos encontramos con dos posibles elecciones; una primera, parchear y  “dar la aspirina” para tapar el síntoma o realizar un trabajo de observación, escucha y análisis del terreno base para crear salidas a la situación desde la raíz.  Me decanto por una combinación de ambas.

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Pepa Armendariz
La vida siempre encuentra caminos
 La humanidad ha atravesado a lo largo de su historia momentos de auténtica autodestrucción masiva. Guerras, holocaustos,  consecuencias terribles de la enfermedad emocional del hombre. Pero, al final, la vida es siempre más fuerte y siempre más sabia. Su pulso siempre encuentra caminos para expresarse,  para vivir.

Joseph Pilates durante la 1ª guerra mundial fue internado en un campo de concentración en Inglaterra por su nacionalidad alemana. Su experiencia en fisioterapia, yoga y artes marciales le permite trabajar como enfermero y elaborar una metodología dirigida  a mejorar el estado de salud física y emocional de los internos. En 1926 su fama para recuperar a enfermos en procesos de rehabilitación le llevó a Nueva York donde comenzó a trabajar con bailarines. Lionel George Logue, profesor de oratoria (“El discurso del rey”) vuelve a su Australia natal continuando su carrera interrumpida por la  1ª guerra mundial. Allí desarrolla una forma de abordar los problemas de expresión en el habla de veteranos de guerra que sufrían de fatiga de combate, cuadro clínico posteriormente denominado neurosis de guerra, una enfermedad de tipo psicopatológico causada por la exposición masiva a vivencias traumáticas. El método  hacía hincapié en el humor, la paciencia y la simpatía sobrehumana. Por fortuna  también habita en el ser humano  la capacidad suficiente como para que desde el propio seno de la tragedia, el hombre pueda encontrar la forma de, sino dar la vuelta a la situación por completo si de limitar las heridas del desastre.

El bombardeo nuclear en 1945 sobre objetivos civiles  en Hiroshima y Nagasaki trajo la rendición del Japón.  Imágenes de  sobrevivientes caminando desorientados con sus cuerpos quemados y con los globos oculares reventados produjeron una reacción de asco en los japoneses.  Nació el Butoh,  arte que tenía el propósito de recobrar ”el cuerpo que nos ha sido robado”. Tatsumi Hijikata y Kazuo Ohno inician la búsqueda de un cuerpo. Alfred Wolfshon, alemán de origen judío vuelve a Berlín tras haber estado en las trincheras como personal sanitario sirviendo al ejercito alemán durante la 1ª guerra mundial.  Padece neurosis de guerra. Su deseo de liberarse de esa tortura nocturna le lleva a construir un solido trabajo con la voz cantada como principal medio terapeutico.  Esta línea de expresión a través de la voz vertida  posteriormente en la creación teatral sería el rasgo diferenciador del  Roy Hart Theater, que sirvió de inspiración a Peter Brook, Jerzy Grotowski o compositores como Peter Maxwell-Davies.Curiosamente todas estas formas de, en cierto modo, renacer tras el horror  acabaron encontrando mayor eco en el ámbito artistico.
Moviendonos desde nuestra voz, es básico sentir de donde surge,  cual es el impulso que la hace brotar, con qué intención nace, donde vibra, vehiculizarla con nuestro cuerpo y canalizarla hacia su destino. Como si de un manantial que se convierte en río  y  se despalza hasta desembocar en el mar se tratara. Desconectado de uno mismo en el momento creativo, la voz podrá apoyarse en todos los elementos mecánicos funcionales de la fonación pero, le faltará alma. Y esa ausencia de alma dejará un vacío de apoyo vital por lo que tarde o temprano la construcción vocal se desmoronará como un edificio al que le han quitado los muros de carga.  Lo vemos a menudo en las reeducaciones y en las formaciones vocales que abordan la voz desde una óptica amputada de la persona  perdiendo de vista que el acto vocal involucra a la total globalidad de la persona. Cantar desde el cuerpo como organismo físico, emocional y psíquico y en contacto vivo con  otros es un acto de vida que se alza sobre cualquier desgracia que el ser humano pueda vivir y abre un camino para suavizar esa desconexión  interior que está en el transfondo de enfermedades sociales que dan pie a tantos sin sentidos. Me viene a la mente la película “Avatar”. 

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JUAN CARLOS GARAIZABAL 08 JULIO 2011
                                  
Pepa Armendariz
La voz, plegada en su hábitat cotidiano, apenas permite percibir quiénes somos, cómo somos. Solo se asoma un perfil, bello y de fondo salvaje. Naturaleza vestida con ropajes de palabras. Una ventana abierta que desde la fachada exterior nos deja ver solo una parte del interior de la casa. Incluso la casa no sabe que es lo que desde fuera las miradas que se cuelan por su ventana alcanzan a comprender. La ventana tiene la mágica habilidad de extenderse en todas las direcciones gobernada por un caprichoso movimiento de origen invisible, impalpable pero sentible. Quizás no sabe que nos deja ver el interior de la casa; un inmenso tejido de miles de hilos entrelazados, con sus infinitas texturas, colores de matices y densidades de emoción. Trazos escritos, nudos formados en un tejido vivo que cuenta a quien sepa escuchar la historia de la casa. Historia grabada en entresijos de hilos. Herencia, caminos andados, tristezas, deseos, esperanzas. Hay otras casas. Las casas deshabitadas. En su vacío, los rastros de quién no está. Ausencia más trágica que la muerte. Ausencia de heridos en guerras íntimas que deambulan por la calle vestidos de normalidad. Si los parajes son hostiles, el ambiente frío y los ecos mudos, la casa formará gruesos muros con pequeñas ventanas. Justo para dar el oxigeno mínimo que mantenga encendido el fuego de su lar. Lo justo para caldear la vida dentro de sí. Los ventanucos solo se abrirán si la primavera de la alegría calienta sus bisagras y el verano de la confianza sostiene firme su mirada abierta al mundo. Entonces se atreverán a dejarnos escuchar la voz que canta dentro. La casa que nace de una tierra que sostiene, en el seno de un paisaje cálido rico en brisa que acaricia hablando, la casa se alzará a la vida y al gozo; su voz correrá a buscar otras voces a través de puertas y balcones.                 

No conozco una casa que no tenga sus zonas en sombra, casi oscuras, quizás hasta ignoradas por la memoria; tejidos de voz que por acallados tienen en su mudez impuesta, un grito. Una mirada, un gesto, un mensaje respirado en el aire tuvo el poder de recluir en sus desvanes, en sus sótanos ese matiz de voz viva. La deshizo de aquellos hilos de colores que no encajaban con el color reinante, no cumplían la exigencia de la expectativa establecida. En otra casa un olvido por dejadez convertido en olvido hasta el olvido relegó aquel hermoso entramado de hilos de frescura que semejaba a la risa de agua al fondo de un baúl polvoriento. He visto baúles donde ya no caben más destierros y al final sus cerraduras se rompen por la presión de todo aquello que se acalla. Los pasos por esos pasillos llegan a su fin, no hay más escalones, no hay más descansillos, no hay salida, no hay camino de vuelta. No se puede respirar. Y las voces emergen del baúl, brotan y se deslizan. Empapan la madera, apartan el polvo, refrescan el aire. Las voces desterradas con sus tejidos plenos de vitalidad vuelven para alfombrar un camino nuevo que seguir. He visto casas con esquinas que se descongelan. Y el agua quema. Y el bálsamo de la tristeza baña las heridas, descanso, las calma y después se irá. Y la casa viva vuelve. La voz la reconquista y la habita. La casa saca sus sábanas al sol, extiende las alfombras de sus hermosos colores, cubre las paredes de singulares tapices trenzados en hilos de colores únicos, en capas de hilos trenzados en colores, en gama de brillos y opacos. Seda, algodón, lana, esparto y en algún lugar de la casa bañado a la luz del día ese mueble destartalado que también existe. El aire se mueve tranquilo. Se respira en casa.

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Experiencias clásicas
En los años que llevo ejerciendo como profesional en el área de la voz he tenido más de una situación de  encuentros y desencuentros con enseñantes de canto clásico. Siempre he buscado de establecer puentes, y he abierto  puertas de entrada a mi casa.  En todo caso,  si luego, tuvieran algo que decir, cuanto menos, lo podrían decir con conocimiento de causa. Sabemos que  aquello  que es desconocido, y parece ser competencia,   ya por el simple hecho de ser desconocido resulta altamente susceptible de ser atacado  desde,  vete tú a saber, que retorcimiento neurótico. La ignorancia atrincherada y reforzada por el recelo y la falta de humildad es nefasta. Pues, bien, hubo, quién tras presenciar clases de grupo e individuales  dijo, “Veo que hay otras formas de trabajar la voz, y que para algunas personas puede ir mejor que las clases de canto”.  Ni tan mal. Pero, sigamos, hubo también quién tuvo la mala fortuna de meter la pata hasta lo más hondo cuando de su boca cantarina salió un “Pero, es que tú manipulas la voz”. Ya lo vi. La susodicha no había entendido nada de todo lo que le conté, del material que le facilité. No había nada que hacer. Una sonrisa y un “ Ah!, sí? Pues yo no lo siento así” Y, claro, no volví.
El poder cantar con intensidad en dos timbres diferentes en la zona central de la voz, por ejemplo, resultó para Siam Thomas una característica positiva remarcable y para los organizadores del proyecto “Dance Across Borders” la razón de una actuación y un curso que ofrecí en Amsterdam para la SNDO. Pero, sin embargo,  para la enseñante de clásico, representaba un problema de catalogación ¿barítono dulce o contratenor? Paul Newham se reiría al ver cómo un trabajo realizado con el objetivo de desarrollar ambos registros y explorar, lo que en psicología humanista, se denomina ánima y animus, podía revelarse al reduccionismo catalogador clásico. La persona no cabe en una etiqueta.  Comparto la idea de desarrollar una zona central de la voz que sirva de fuerte base para integrar los extremos o áreas menos visitadas de la voz y de la psique, pero no excluye de la expresión vocal  a estas últimas. Cantar estas zonas no es manipulación de la voz. Pero, y además, desde  el momento que se habla de técnica, en menor o mayor grado estamos manipulando, usando el cuerpo para realizar algo determinado por nuestra voluntad, intención o deseo.  Decidí  no volver a establecer puentes con ningún otro profesional a menos que hablaran el mismo lenguaje o que tuvieran la suficiente seguridad personal como para poder trabajar y entenderse desde la diferencia. Una de mis máximas “no es cuestión de restar sino de sumar” hay con personas, que mejor olvidarla. 

En España, al igual que en Occidente, durante siglos el estilo de canto clásico ha sido, para muchos el único referente de trabajo vocal y  durante muchos años este enfoque vocal se ha metido a calzador en el teatro como método de entrenamiento. Lo que quizás no se recuerde es que lo que hoy se conoce como canto clásico, con sus categorías de voces, su estética y forma de emisión,  tiene sus orígenes en la antigua Grecia, donde un solo actor, acompañado por una lira, representaba todos los personajes de los cuentos de mitos.  A cada uno, daba  una cualidad vocal distintiva mientras que la voz central se mantenía para el discurso del narrador. La introducción de la máscara en el teatro ayudó a la voz del actor  a moverse  libre y ampliamente  a través de un abanico de matices acústicos de intensidades, registros y timbres. Con el tiempo, el uso de la máscara se abandonó y el actor  utilizaba la movilidad de su expresión facial para reforzar y dar a apoyo a su mensaje vocal. La historia  proporciona, siempre, una perspectiva y un  contexto que permite comprender  el presente.  Esto me indica que quizá sea idóneo dedicar algunas columnas a la historia de la voz y a las otras muchas y exquisitas técnicas vocales que siempre han existido en otras culturas.


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ATROCIDADES CONTRA LA VOZ

JUAN CARLOS GARAIZABAL 16 MARZO 2012

La historia está repleta de atrocidades cometidas por el hombre contra el ser humano. Un hombre estúpido, ignorante, enfermo mental y emocional que con sus construcciones ideológicas y religiosas es el mayor desastre no natural que la humanidad pueda sufrir. Y la voz del ser humano no se ha librado.
"Que las mujeres callen en las congregaciones, pues en efecto, no les está permitido hablar sino que sean sumisas, tal y como la Ley dice" Epístola de San Pablo a los Corintios .14.34 Basándose en una interpretación literal de este fragmento del Nuevo Testamento la Iglesia Católica mantenía todavía en el siglo IX la prohibición de que las mujeres fueran actores litúrgicos o cantaran en los coros de los templos. Al mismo tiempo la Iglesia Católica, que ponía en la belleza un gran valor y consideraba la voz como un don divino, relacionaba el canto de los ángeles con voces agudas, llamadas voces blancas, y para ello necesitaba voces de niños o las voces de los hombres pero cantando en el registro de falsete. Y aquí es donde se creó un nuevo espacio donde la castración encontró un nuevo mercado .
Según los historiadores la ablación masculina, castración, se originó en el Antiguo Egipto, donde se castraba a los sirvientes de las mujeres para evitar posibles infidelidades en los harenes, dando origen a los eunucos. En la Antigua China, cuando las mujeres no eran aceptadas en el teatro kabuki ni en la opera y donde los eunucos tenían un papel importante en la vida cortesana. Después pasó a la India y en el siglo VIII dC. entró en Europa con los musulmanes a pesar de la expresa prohibición cristiana expresada en el Concilio de Nicea. Más adelante la Iglesia no tardaría en aprovecharse de esta práctica y poner a I Castrati a su servicio para materializar una más de sus locuras megalómanas: una voz con el timbre angelical de las voces de los niños en un cuerpo con la fuerza muscular y la capacidad pulmonar de un hombre.
Según las crónicas el procedimiento era el siguiente. Si se observaba que un niño en la pubertad tenía dotes para el canto era seleccionado. Lo bañaban en leche caliente mezclada con especias con el objetivo de sedarlo y de esta manera extirparle los testículos. Así se impedía el desarrollo hormonal con lo que con el tiempo se conseguía un tamaño laríngeo infantil y unos resonadores de hombre. La voz de los ángeles en su máxima expresión. Los ángeles sin sexo. I Castrati perdían la capacidad reproductora pero no su deseo ni sentimientos sexuales afortunadamente para ellos. Tampoco influía en su orientación sexual. Cuentan las malas lenguas que eran buscados por las damas de la corte para mantener relaciones extramatrimoniales ya que no se corría el peligro de embarazos indeseados. Sin embargo, pocos eran los que se desarrollaban como cantantes. La mayoría terminaba en la pobreza y eran tratados como apestados durante toda su vida e, incluso, la Iglesia Católica los rechazaba y le negaba el entierro en tierra sagrada. Es fuerte decirlo; los deshechos al basurero. Aquellos que conseguían no solo mostrar sino mantener sus habilidades como cantantes llegaban a cobrar altas sumas de dinero por sus actuaciones. Incluso en los siglos XVII y XVIII se escribieron operas exclusivas para ellos que hoy en día son cantadas por sopranos o contra-tenores.
Aunque pudiera originarse en España y raramente se practicaba en Alemania, la castración con fines musicales se practicaba casi exclusivamente en Italia, con la Santa Sede en Roma. El más famoso Castrato fue Carlo Boschi , conocido como Farinelli.

Finalmente, en 1870 la castración viene prohibida por el Estado Italiano.

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JUAN CARLOS GARAIZABAL 

23 SEPTIEMBRE 2011 

 Canta. Canta, que quien canta sus males espanta. Eso me decía mi abuela. Y, más o menos me recuerdo siempre así, cantando. Cantaba para ahuyentar el miedo cuando bajando las escaleras, sin luz, veía los descansillos oscuros; cuando en esas interminables salidas al monte no aguantaba más el dolor de pies; cuando daba alivio a la tensión de un enfado pasajero; cuando, cantar me facilitaba el descorchar la botella de la tristeza; cuando, quería protestar, cantando un, aquí estoy yo; cuando comprobaba como cantar me daba un lugar entre otros que se paraban a escucharme; cuando enamoraba a alguien. Y así, día a día, cantar y la voz se fueron convirtiendo en algo mucho más que un medio de vida sino en la columna vertebral a partir del cual se construye el recorrido de una vida. Cantar, un echar anclas en quién soy.
Cantar sin los límites que marca una canción escrita por otros, sea moderna o de raíces populares. Cantar desde la improvisación que surge del mismo momento en el que se vive, del aquí y ahora, es un acto de vida. Es un patrimonio de la humanidad. Un patrimonio de derecho del cual no estamos excluidos. Corre por la sangre y los músculos. Ser persona no es una categoría profesional.
Cantar, hoy en día, se ve como un acto profesionalizado al que solamente unos privilegiados tienen acceso. Quizás por que tengan una excelente voz para el estilo de canto elegido, quizás porque posean una imagen comercial o simplemente porque son jóvenes. Y es cierto. No todo el mundo puede cantar profesionalmente. La industria del cante es un mundo aparte. Hacen falta unas características vocales específicas para la ópera, el jazz, el flamenco, el rock, el teatro musical; hace falta inundar tu voz de un estilo musical y plagar tus palabras de personalidad propia si quieres ser cantautor – quizás sean estos los que se encuentren entre dos universos, el de lo personal e íntimo y el coliseo de arena de la profesionalidad repleto de variopintos personajes; o hace falta tener un algo, y no necesariamente voz ni oído, en lo que la industria se pueda basar para crear un producto de consumo.
Para cantar, échale alma, corazón y tripas. Y, todos, tenemos ¿no? El resto, técnica. Herramientas que se pueden aprender. Sacúdete los miedos y las ideas extrañas. Todavía no he oído a nadie que desafine, sí he oído personas que dudan de su capacidad de acercarse con su voz y se trastabillan. Un poco tranquilidad, escucha y confianza y verás como los encuentras en el sitio justo. Todavía no he oído una persona que cante mal, solo he sentido a personas que intentan copiar a otros, y claro, no son ellos, se traicionan y el intento no les sale bien. Todavía no he escuchado una mala voz, solo he escuchado voces que se comparan con otras voces idolatradas, se desmerecen así mismas, y acaban ocultándose, atrapándose sin dejarse ser en todo su esplendor único e intransferible.
Canta, que si cantas es señal de que estás vivo.
"Te preocupas demasiado de lo que piensan los demás. Y quieres saber una cosa? Precisamente porque es tan importante para ti la aprobación de los demás no conseguirás nunca liberarte de sus críticas, aunque te empeñes con todas tus fuerzas" . Elif Shafak "LE QUARANTA PORTE"

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Pepa Armendariz
DURA DE ESCUCHA

JUAN CARLOS GARAIZABAL 
 04 MAYO 2012 

" El saber escuchar es el principio de saber vivir bien" ( Plutarco) 

No era dura de oído, sino más bien, era dura de escucha. Podría parecer el inicio de una descripción para un personaje de novela, pero no, no es un personaje de novela sino una persona de esas que describiríamos como normal. Es decir, vida construida, familia, profesión. Sin embargo, como se puede construir algo sin escuchar. No lo sé, pero en esta historia, así es. Quizás hubo una época en que sí escuchó y con los años el tejido del tímpano interior se endureció. Quizás solamente escuchó su voz y los demás la siguieron el paso, pero siempre estuvo sola. Es lo que sucede cuando alguien no escucha; que deja solo al otro al mismo tiempo que se queda solo. Quizás nunca escuchó su voz interior y simplemente funcionó. Funcionar siguiendo lo aprendido al pie de la letra y a fuerza de copiar lo visto. Funcionar pensando que se vive y protegida por la ignorancia de no saber qué es vivir. ¿Y nosotros lo sabemos?
Esta persona disfruta con las revistas de papel cuché y las biografías de princesas, al mismo tiempo que se agarra a un algo, llamado Dios, que está fuera de ella y a quien se encomienda. Esta persona podría parecer la personificación disimulada del muñeco de Michelin. Disimulada porque escapa a primera vista, pero que si te dejas sentir, la cabeza, el pecho y la pelvis parecerían mundos débilmente interconectados. En su diccionario particular encontraríamos que diálogo viene definido por aquello que cualquiera con un grado de salud emocional mínimo nombraría como imposición. En su idioma "vamos a hacer algo juntos" significa para el resto de habitantes un "vamos a hacer lo que yo sé que está bien". En su estar la competición, en su mirada el juicio, en su corazón no se sabe. Suele ocurrir que las personas que no escuchan se colocan una barrera que les sumerge en la ignorancia y en el ostracismo asfixiante donde no corre más que el aire viciado de sí mismo. Si además se creen inteligentes los niveles de ridiculez que alcanzan entran en el terreno de lo patético. Pero cuidado que cuando su hostilidad le contamina las venas y da vueltas por su mente, de lejos, se oye el venir el silbido de una serpiente y el veneno se filtra por sus palabras. Se vuelve peligrosa. Hay que estar atento. No ponerte a tiro y construir un cristal imaginario. Y si se pone muy seria la cosa en último recurso uno puede tirar de la propia bestia que lleva dentro y cortar cabezas o soltar llamaradas por la boca hasta hacer reptil a la brasa. No merece la pena. No interesa dar carnaza. Quizás es lo que siempre ha vivido. La vida, cuando no se es consciente se repite como un disco rayado en el peor de los casos, y como una canción versionada múltiples veces pero siempre con el mismo reconocible estribillo en el mejor de ellos.
Esta persona no tiene voz.
Quedó aplastada y apretada en alguno de esos aros de Michelin.
Pero esta persona habla y se la oye.
Pero su voz es un mero soporte de palabras sin raíz.

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Pepa Armendariz
 21 Apr 2011 Escrito por Juan Carlos Garaizabal 

No dejo de sorprenderme! Mi capacidad de sorpresa ante la vida sigue viva! Me indica que la ingenuidad y la espontaneidad no me han abandonado y siguen aquí, conmigo, al pasar de los años. Os cuento. En las últimas semanas he tenido la sensación de vivir en un estado virtual a tres dimensiones con toda suerte de estímulos sensoriales. Como en las mejores producciones cinematográficas aún por llegar a nuestra pantallas he pasado por diferentes situaciones: un espacio galáctico flanqueado de cajas negras con ejércitos de decibelios dispuestos a romperte los tímpanos; espacios rectangulares en los que gargantas de "monstruos cuellicortos" – parafraseando a Maggie, la gata- y adolescentes con hormonas hirvientes se van boca afuera; espacios ingrávidos de referencia acústica donde flotan seres perdidos intentando que alguien les oiga y así existir. Y yo allí. Con la boca de par en par, que casi me faltaban las palomitas, escuchando los mensajes emitidos por nuestros protagonistas aterrizar en mi oído. Atónito.

En un primer momento me arrebata el impulso de buscar una solución que complazca a estos desesperados amigos. Vamos que estuve a un tris de meterme a hacer un remake de Indiana Jones, pero esta vez en busca de la varita mágica. Menos mal que un respingo de sensatez – algo se ha tenido que ir ganando con los años, la experiencia y el trabajo personal – me frenó de entrar en tal empresa de la que, por otro lado yo hubiera salido decoradamente airoso pero ellos, a la larga, muy mal parados. Y en un tris tras las miradas entre admiradas y suplicantes que me hacían objeto de su salvación se fueron al garete. En su lugar emergían las miradas de exigencia férrea, desencanto e incluso cierto desprecio. Recibe eso y estate con ello!!! Vamos que apareció lo que suele habitar debajo de las miradas idolatrantes cuando les dices que, Humm, lo siento, pero no. No hay varita mágica.

¿La técnica vocal no sirve para que me aguante la voz mientras doy instrucciones y pego saltos aeróbicos al son multidecibélico del último remix bacaladero? ¿No puede la técnica vocal solucionarme el caos en las clases de educación? Y suma y sigue de reacciones de escandalosa estupefacción. Y, el mega escándalo interior aumenta – se ve en la contracción de las caras – cuando señalas que, hay que aprender a regularse, que contra todo no se puede competir porque nuestra garganta es una garganta mortal y no divina, ni si quiera es una garganta fabricada por Acme- ¡si hombre, la fábrica de artilugios utilizados por el coyote de Correcaminos! - ni por Loterías del Estado con la que tus sueños se harán realidad. Sí, la salida pasa por averiguar cuál es el origen del problema y buscar otras soluciones y que, como dice una colega de fatigas, la técnica consiste, a veces, en...... callar.


La técnica vocal no es una varita mágica que te permite huir de situaciones originadas en, por ejemplo, un empresario ahorrativo que no provee de micrófonos a sus trabajadores; un sistema educativo –sudor de terror me baja por la espalda de imaginar lo siniestro de las palabritas, y si no me creéis, leer a Alice Miller – que, obviamente, no funciona pedagógicamente ; unos espacios para actuaciones elegidos por todo tipo de criterios menos pensando en la necesidades del actor. Pero, claro, de entrar aquí, ¡ni hablar! ¡No sea que algo se mueva!! No cuestiones nada, que hay que comer!, y dame técnica vocal para salvar el problema. O sea, que ponme cuarto y mitad de técnica  y, eso sí¡, a buen precio, y rapidito y oye, a propósito, ya que estamos, no me harías una rebajita, que con los tiempos que corren. Y, es que señores y señoras protagonistas de estás películas, la salida no es por ahí, como dice la canción. Huy, de esta, alguno no me vuelve a contratar. Y que nadie me mal interprete, soy consciente de las situaciones, pero no es posible responder coherentemente y con responsabilidad a las expectativas surrealistas. Al menos, yo no quiero.

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 Ser silencio
Silencio, ese estado interno de escucha. Silencio, ese estado que recoge todo aquello que nos llega, al igual que una vasija recibe y aloja el agua de  lluvia, la ve posarse y solo después de posada, miramos en su interior y ante nosotros aparecen con claridad las formas que refleja. Silencio, un estado que nos hace oír el nacer del sonido con su  impulso  y sentir su gestación d hasta que el cuerpo  lo pare  en voz  sola o  revestida de palabra. Silencio, una intención íntima de recoger  nuestra huella de voz en el espacio inmediato. Silencio que nos permite remodelar a golpe de voz, una y otra vez, la escultura sonora que estamos construyendo en el espacio, imagen fiel de quienes somos en ese momento. Silencio que permite dar movimiento al alma, y Sócrates se cuela por los entresijos de este texto. Silencio, una actitud de diálogo. Silencio, un estado genéticamente vivo, tierra creativa y fecunda. Silencio, algo que no vende en esta era de “marketings”  de formulas de estimulación constantes, ruido donde se confunde excitación con bienestar; ruido donde se confunde ruido con comunicación; ruido donde se confunde diarrea verbal con expresividad;  ruido donde se confunde sabiduría por información; ruido donde se confunde almacenamiento de datos con cultura; ruido donde se confunde calidad con cantidad….. Ruido ausencia de silencio que desenraiza, que nos desconecta de quienes somos.
Un apreciado amigo dice que los de ciudad no sabemos lo que es el silencio. E intuyo que tiene razón. Solo desde la escucha asentada en el silencio se puede  oír y apreciar y recibir la resonancia interna de lo que oímos, de nuestra voz en el espacio, de nuestras palabras. No es el silencio de la pose callada e interiormente cerrada  sino el silencio de la apertura interna para recibir y dejar vivir en nuestro interior aquello que nos llega desde fuera como desde dentro antes de mover respuesta. Silencio es dejarse tocar por dentro. Silencio quietamente activo,  momento de descanso para el cuerpo.
Suele sorprender cuando en  alguna clase  de grupo señalo que existe la posibilidad de una clase de expresión vocal   llena de silencio  y solo silencio, sin voz. Silencio creativo. Veo que abrir esta posibilidad  tiene un efecto de alivio. Alivio  de la presión que ejerce la presunción de que  una clase de voz, claro está, tiene que estar llena de sonido vocal. Abre la posibilidad de estar, sin tener que hacer, simplemente y nada más y nada menos que ser. Algo a veces vivido como algo peligroso porque si no hago, no sé con qué me voy a encontrar. Y encontrarse y reconocerse a veces es fuente de pavor, muchas más es fuente de placer. Solo al brotar el impulso  y nacer la intención, la necesidad o el deseo de mover nuestra voz  para comunicar será cuando surja la voz y podremos decidir, o no, darle vía libre a su expresión y de cómo hacerlo, con qué forma. Un acto de libertad y de responsabilidad. Sentimos, no somos responsables de lo que sentimos pero sí de lo que hacemos con ello, sea la voz, sean nuestras emociones traducidas a actos, sea nuestra vida. Y en el silencio germina la semilla.

Si seguimos la visión de Alfred Wolfsohn y su pensamiento de que  la voz es persona, y si la voz nace del silencio, podríamos jugar con la idea de que la persona  nace del silencio. Y, a veces, pareciera que no hacemos otra cosa que perdernos y ahogarnos en el ruido sin sentido.



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Pepa Armendariz

IN- SUMISA
             
Detalles Categoría: Aclárate la voz 05 Apr 2012 Escrito por Juan Carlos Garaizabal

"Sumisa a todas horas, sumisa bajo la ley, sumisa aunque no quiera y sin que sepa por qué. Sumisa bajo sospecha de su ardiente patrón que cada día descarga la fuerza de su razón. En el nombre de quién has perdido la voz convertida en rehén de tu dueño y señor. Sumisa tiene sus dudas sobre el antiguo poder que aún dirige sus pasos sin que ella sepa quién es. Sumisa sin confidente que alivie un poco el dolor, sumisa fuente de vida, sumisa sin condición. En el nombre de quién has perdido la voz......" (Luz. "Un mar de confianza")


Tara no ha perdido la voz. Tara es el nombre falso, de una niña iraní de trece años que, con un pañuelo blanco cubriéndole la cabeza, se ha rebelado contra la ley establecida impuesta por la Revolución Islámica de 1979. Ley que, en una interpretación extremista del Corán, prohíbe las vocalistas femeninas. La pasión de Tara Salehi por la música quiere estar lejos de todo gesto político pero, quizás sin pretenderlo, se está convirtiendo en un símbolo para los opositores al régimen de los ayatolás. Su video colgado en You-Tube cantado el tema de la británica Adele,"Someone like you" ha tenido más de 400.000 visitas y generado infinidad de artículos en la Red. El joven que colgó el video en la red se ha apresurado a comunicar que Tara está contenta del éxito obtenido y que se encuentra fuera de peligro. Recordemos que según la ley islámica una mujer puede ser condenada a la horca a partir de los nueve años y un hombre a partir de los quince. La máxima pena se ejecuta en castigo a delitos como el homicidio, la violación, el robo con arma, el adulterio y la apostasía.
Tara al igual que muchos jóvenes iraníes buscan respirar y expresarse, en el interior de sus casas, en los cibercafés y en las teterías clandestinas escuchan y tocan música occidental rompiendo la norma establecida por los Guardianes de la Revolución e incurriendo en "haram", práctica prohibida.
Un texto escrito, como el Corán o la Biblia, repleto de narraciones, fábulas y parábolas puede tener muchas lecturas e interpretaciones. Y esas interpretaciones dependerán de la mirada del lector. Con respecto al canto hay diferentes interpretaciones y posiciones. El islam permite cantar pero con ciertas limitaciones, por ejemplo, el tema de la canción no debe estar en contra de las enseñanzas del Islam. Un canto a la bebida, o que estimule el pesimismo y la desesperación, que despierte pasiones que exciten los instintos más bajos, sería "haram". También la forma de cantar tiene sus restricciones; los movimientos corporales no deben despertar el deseo que impulsen a cometer actos "haram".
El Islam se opone al exceso y a la extravagancia, así que no se puede dedicar demasiado tiempo al entretenimiento. Cantar es "halal", práctica permitida, en las bodas, nacimientos, recibimiento a viajeros, etc. Dependiendo de la rigidez de la interpretación que se haga de los textos el canto no puede ir acompañado de instrumentos musicales; las mujeres solo podrán cantar delante de otras mujeres y no ante hombres aunque estos sean parientes. La voz de la mujer se encuentra "castrada socialmente". Tara con sus trece años ha dado un paso por el filo de la navaja rasgando esa ley.
Otras voces dentro del Islam dicen que si el canto es un instinto humano que se encuentra en infinidad de actos, ¿cómo se puede pretender que el Islam vino a desafiar a los instintos de la humanidad? El Islam llegó más bien a perfeccionar y promover el instinto humano.

La cuestión es, otra vez, el que se entiende por perfeccionar el instinto humano.

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Pepa Armendariz
             LA  FISURA

Una empresa. Consultoría.  ¿De qué? Da igual. Todas parecen cortadas por el mismo diseño cultural “made in U.S.A.”  Optimación de recursos, terminología anglosajona, tecnología avanzada, eficacia, prontitud. Formas dinámicas en la interacción, juveniles,  sonrisas, voces de vitalidad de plástico.  Competitividad, gestión de carrera, zancadillas, exigencia, presión,  y una fisura. Una fisura en la piel de neopreno de un empleado por donde se cuela la mirada controladora de un superior. Mirada que como un virus se filtra en el sistema y el cuerpo emocional del empleado se revela vulnerable, humano. La presión es alta, la juventud y el entusiasmo verdadero propio de la edad lucha a duras penas por mantener la imagen corporativa de interacción  impuesta como un implante dental de última generación. Primeros síntomas; el terremoto interior provocado por la presión y el juicio de la mirada hace tambalear el discurso verbal, la voz en mecanismo mixto que está programada para transmitir vitalidad, dinamismo, alegría y  facilidad, se sostiene a duras penas haciendo difíciles equilibrios sobre las puntas de los pies, el habla comienza desde un bloqueo respiratorio, y el empleado mete todo cuanto tiene por ceñirse al prototipo diseñado en el laboratorio de ventas. La respiración se hace más difícil, la voz no sale, el empleado aumenta la presión sobre sus músculos de la garganta y el estómago, opción equivocada, luz roja, el atasco aumenta. La exposición se ve altamente perjudicada, la trasmisión del discurso verbal y la  imagen corporativa que los empleados deben transmitir se ve claramente disminuida. Consecuencia, la venta se puede ver perjudicada. Traducción: riesgo de pérdida de cliente. Incidencia grave. Muy grave. Hay otros muchos lobos por detrás queriendo ocupar las maravillosas ventajas de su puesto. ¡Qué magnifico ser parte integrante de ese equipo profesional ultra-última generación! Pero, la voz y el habla delatan que algo no va bien.

El empleado en cuestión piensa que algo en él no va bien. Casi solo le falta decir que no funciona bien, siguiendo con el lenguaje operativo. Tristemente terrorífico. No aparece ningún rastro en su pensamiento  que de indicios de qué quizás aquello que no va bien o lo que  pudiera estar equivocado de base   tenga ver directamente, más bien,  con  el origen de  esa imagen prediseñada en el laboratorio mental de una cultura que ve a las personas como máquinas de ejecución y funcionalidad y no como personas. No, el fallo debe estar en él, que es quien  no llega a adaptarse a ese traje maravilloso. Debe haber algo en el control del habla, en el control de la voz.  Y, en parte, el empleado tiene razón. La fisura le muestra que hay algo no solido, no construido  que delata los esfuerzos infrahumanos para llegar a aquello que otros parecen exigir que uno sea, y si no lo eres, haz como si lo fueras y dame la imagen. En esta ocasión, es la empresa made in U.S.A. Y lo que no va bien, es ese intento de afiliación al prototipo. La fisura  no es el problema. La fisura es la puerta a una forma de vivir más acorde consigo mismo. 

En ese tipo de sobre esfuerzo el organismo sufre hasta la extenuación, el cuerpo emocional se coloca bajo niveles de tensión nocivos,  la persona pierde su centro y en casos más graves su ser desaparece en las profundidades enterradas del olvido. De lo que nuestro voluntariosamente ilusionado empleado se duele, su voz y su habla, no son más que una fisura que deja ver la punta de un iceberg personal y  de un iceberg cultural y social. La construcción personal a partir de una imagen impuesta tiene las piernas cortas, no llega muy lejos y con la primera ventisca se caerá por los suelos.


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